DEPENDE DE LA FORMA
Anónimo
Un
Gran Señor soñó que había perdido todos los dientes. Después de despertar, mandó llamar a un Sabio
para que interpretase su sueño.
¡Qué
desgracia Mi Señor!, exclamó el Sabio, Cada diente caído representa la pérdida
de un pariente de Vuestra Majestad.
¡Qué
insolencia!, gritó el Gran Señor enfurecido, ¿Cómo te atreves a decirme
semejante cosa? ¡Fuera de aquí!
Llamó
a su guardia y ordenó que le dieran cien latigazos.
Más
tarde ordenó que le trajesen a otro Sabio y le contó lo que había soñado. Este,
después de escuchar al Gran Señor con atención, le dijo:
¡Excelso Señor! Gran
felicidad os ha sido reservada. El sueño significa que sobrevivirás a todos
vuestros parientes.
Se iluminó el
semblante del Gran Señor con una gran sonrisa y ordenó que le dieran cien
monedas de oro. Cuando éste salía del Palacio, uno de los cortesanos le dijo
admirado:
¡No
es posible! La interpretación que habéis hecho de los sueños es la misma que el
primer Sabio. No entiendo por qué al primero le pagó con cien latigazos y a ti
con cien monedas de oro.
“Recuerda bien amigo
mío, respondió el segundo Sabio, que todo depende de la forma en el decir.”
Uno
de los grandes desafíos de la humanidad es aprender a comunicarse.
De
la comunicación depende, muchas veces, la felicidad o la desgracia, la paz o la
guerra. Que la verdad debe ser dicha en cualquier situación, de esto no cabe
duda, más la forma con que debe ser comunicada es lo que provoca en algunos
casos, grandes problemas.
La
verdad puede compararse con una piedra preciosa. Si la lanzamos contra el
rostro de alguien, puede herir; pero si
la envolvemos en un delicado embalaje y la ofrecemos con ternura ciertamente
será aceptada con agrado.
Agosto, 10 de 2013