RATIFICACIÓN DE
MI DECLARACIÓN

Coronel (Ej-Ven) Manuel A Ledezma Hernández

El 02 de marzo de 2014 publiqué un escrito que intitulé “Mi declaración” [1] y hoy, cuatro años más tarde, deseo ratificar esa declaración y hacer hincapié, con todo el vigor posible, en los tres primeros puntos:

1. Reitero mi rechazo a lo que continuamente he denominado el desgobierno y la desadministración de nuestro país en manos de unos individuos ilegítimos y traidores a la Patria.

2. Desconozco la autoridad que puedan tener aquellos que ocupan los cargos al frente de los falsos Poderes Nacionales supuestamente independientes.

3. Rechazo la conducta complaciente y traidora de la actual Fuerza Armada Nacional.

Un desgobierno que se inició el 19 de abril de 2013 y que pretende perpetuarse en el poder con su único propósito de terminar de destruir lo que queda de, y en, esta otrora Tierra de gracia. Unos supuestos Poderes Nacionales cuyos sirvientes, más no servidores, han sido señalados, uno de ellos convicto [2] y sentenciado por asesino; otros, por tráfico de estupefacientes; otros por relaciones con grupos de delincuentes comunes; otros por alcahuetas de individuos y grupos terroristas identificados y sancionados internacionalmente; otros señalados como prevaricadores [3]; otros como corruptos y asaltantes del tesoro nacional; otros por entreguistas y subordinados a un decrépito y fallido subgobierno cubano; otros por cobardes al permitir la pérdida de nuestra soberanía al aceptar sátrapas caribeños en nuestra patria, y que son los verdaderos jefes, e igualmente por permitir poner en riesgo la integridad territorial de la patria que juraron defender aunque les costara la vida.
Una fuerza armada que, al ser denominada bolivariana, dejó de lado la misión asignada de “…garantizar la independencia y soberanía de la Nación y asegurar la integridad del espacio geográfico…” y se transformó en una fuerza de ocupación de la patria que le dio vida y sustento; una fuerza represora que asesinó a sus compatriotas que exigían “L I B E R T A D”, algo que esas fuerzas armadas estaban, Y SIGUEN ESTANDO, obligadas a garantizar aunque la vida de sus integrantes estén en riesgo máximo porque para eso existen, no para reprimir [función que corresponde a los cuerpos de policía] ni para vender pollos, papel higiénico, papas y yuca.
Afortunadamente existen algunas propuestas para corregir esas irregularidades, pero lamentablemente todas son “parches” ya que no es suficiente la denominada reinstitucionalización, ni la reorganización, ni la reestructuración ya que ninguna de ellas ataca la verdadera raíz del problema, es algo así como si se pretendiera sembrar maíz sin limpiar el terreno y eliminar las malas hierbas.
Aplicar algunos de esos proyectos es crear una situación similar a la que dio lugar para que Fernando VII, de España, exclamara: “Son los mismos perros con distintos collares”. El origen de esa frase despectiva, y solo es coincidencia, es el siguiente:

Se constituyó en Madrid una milicia popular afecta a la causa revolucionaria. Tres años más tarde, con la vuelta del absolutismo, la milicia fue disuelta y se constituyó otra afecta al nuevo régimen.
Poco después, el rey pasó revista al nuevo cuerpo y descubrió en él muchas caras que le eran familiares de la milicia liberal. Entonces, el monarca comentó de manera irónica:
 –“A lo que veo son los mismos perros con distintos collares”.
    Esta frase quedó para la posteridad para mostrar el desencanto que produce la aparente renovación de una situación cuando en realidad se mantienen los mismos defectos y vicios que se pretendían enterrar. [4]

La situación actual es delicada, y suceden cosas y reuniones a puertas cerradas. Por ejemplo, hoy 15 de enero 2019, en determinadas horas no hubo acceso a la sede del ahora denominado ministerio del poder popular para la defensa, entiéndase, ministerio de la defensa, porque el que cree que es porque le dicen que es, pero no lo es, y ahora con mucha más razón no lo es, estaba reunido con el general en jefe Vladimir Padrino. ¿Puntos tratados?, solo lo saben ellos y aquellos autorizados para participar en esa reunión y considero conveniente y oportuno señalarle al ciudadano Vladimir Padrino, ministro de la defensa, que no “caiga” en la tentación de un “pinocherazo” concertado porque no tendrá éxito, sencillamente porque, ni los venezolanos ni la opinión internacional, ni el sector decente [que aún persiste dentro de la fuerza armada] se lo vamos a permitir porque ya el barco llegó al puerto donde tenía que llegar y no hay vuelta atrás.
Compañeros de la fuerza armada que aún sienten correr por sus venas el ser militar de carrera y no mercenario depredador, actúen conforme la orden que imparte nuestra Constitución Nacional en los muy citados artículos 324, 328, 333; ustedes tienen que respetar y aceptar lo que el pueblo decida EN EL EJERCICIO DE SU SOBERANÍA “…quien la ejerce directamente en la forma prevista en esta constitución…” [artículo 5] por lo tanto deberán abstenerse de reprimir cualquier manifestación o protesta que hagan los ciudadanos en reclamo de sus derechos y su calidad de vida, y una de las formas prevista es la desobediencia civil, a la que ustedes, por formar parte de ese pueblo, están obligados a ejercer; no olviden que nosotros, los militares, también hemos sido maltratados, humillados, expoliados, violados nuestros derechos a la salud, la alimentación, olvidados en nuestros derechos amparados en la LOSSFAN 2015, la libertad de opinión para quienes no estamos en servicio activo, muchos militares en servicio activo y otros fuera del servicio han sido hechos presos y torturado física y psicológicamente; ustedes, repito, militar profesional en servicio activo, no han escapado de esa situación, y cuando digo ustedes no me refiero a los altos jerarcas ni a los miles de generales, me refiero a ustedes tropa alistada, tropa profesional, oficiales subalternos y una gran mayoría de oficiales superiores; ya está bueno de sufrir tanta miseria, ya está bueno de ser pasivos y contemplar cómo se destruye la única patria que tenemos, que es nuestra por derecho y sangre, y que hoy día tiene dueños extranjeros a quienes hay que hacerlos prisioneros, juzgarlos como invasores y condenarlos como tales, sin importar las protestas que puedan hacer otras naciones, en especial Cuba, la cual amerita que nosotros, la verdadera fuerza armada venezolana, la sumemos al conjunto de naciones a las que el Libertador Simón Bolívar dio la libertad y la independencia. Eso tenemos que hacer en un futuro no muy lejano.
Los que estamos fuera del servicio activo tenemos que apoyar, incondicional, decidida y rotundamente el cambio que está en puerta para que el próximo 23 de enero de 2019 se concrete definitivamente lo que aspiramos desde hace, nada más ni nada menos, veinte años.
Usted, ciudadano JUAN GERARDO GUAIDÓ MÁRQUEZ, aceptó un gran reto y los venezolanos y todos los que residen en nuestro país, así como más de la mitad de las naciones serias del mundo han puesto su confianza en usted, no nos defraude como lo han hecho otros dirigentes supuestamente de oposición, no se deje, y sé que así será, influenciar por esa camarilla que también se ha beneficiado con este desgobierno; el próximo 23 de enero asuma con confianza la presidencia de la República de Venezuela, lo apoyaremos, lo defenderemos y usted devuélvanos nuestra amada TIERRA DE GRACIA.
Enero, 15 de 2019
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[2] Se dice del reo al que, aun cuando no ha confesado su delito, le ha sido probado legalmente por un cúmulo de pruebas evidentes.
[3] Quien comete prevaricación. (v.). | Funcionario judicial o fiscal que a sabiendas o por inexcusable ignorancia comete injusticia. | Abogado o procurador que perjudica abiertamente los intereses de su patrocinado o favorece los del contrario. | En general, cualquier funcionario público que falta a sus deberes específicos. | Pervertidor, corruptor.
Prevaricación:
Delito contra la Administración por el que una autoridad o funcionario público, Juez o Magistrado dicta una resolución, a sabiendas de su injusticia, en un asunto. Por su parte, la prevaricación judicial se comete cuando el Juez o Magistrado se niega a juzgar, sin alegar causa legal, o con pretexto de oscuridad, insuficiencia o silencio de la Ley o se retarda maliciosamente en la Administración de Justicia para conseguir cualquier finalidad ilegítima.