Ciudadano
JUAN GERARDO GUAIDÓ MÁRQUEZ
Reincorporación de militares profesionales

Coronel (Ej-Ven) Manuel A Ledezma Hernández

En Venezuela, cuando aparece una persona con un mensaje prometedor, esperanzador, en seguida se convierte en una especie de ser intocable al cual no se le puede señalar los errores en los que está incurriendo porque eso es considerado un “Ataque a la unidad y a la esperanza de un pueblo oprimido que desea obtener su libertad, prosperidad y la calidad de vida que merece y le corresponde. El ser humano que se atreva a hacer la más pequeña crítica es considerado, como mínimo, y lo más ‘suave’, casi un traidor y un disociador”.

Esa nueva figura es, automáticamente elevada casi al nivel de los dioses del Olimpo y por lo tanto un ser omnipotente, omnisapiente, omnímodo, y todos los omni- que se le puedan atribuir inmediatamente; esa conducta es la que siempre nos ha llevado a sufrir decepciones y penalidades cuya responsabilidad terminamos atribuyéndola a otro, bien sea un ser humano, organización o institución. Aquí lo dejo porque, para un buen entendedor, las palabras sobran.

Regresemos al quid del asunto. Sí voy a hacer una crítica al ciudadano Juan Gerardo Guaidó Márquez, presidente de la república de Venezuela (e), aunque no sea el responsable directo, pero como Jefe de Estado y Comandante en jefe de la fuerza armada, además de presidente de la Asamblea Nacional, sí es el único responsable de lo que haga, deje de hacer, ordene, certifique, muy especialmente, el otorgamiento del visado a los documentos que sean elaborados por entes subordinados y presentados para su firma.

Me limitaré solo al campo militar.

El caso es que basta con leer el último acuerdo de la Asamblea Nacional,

Acuerdo para la incorporación, ‘reinstitucionalización’ y fortalecimiento de la fuerza armada nacional en el rescate del orden democrático constitucional en el futuro proceso de desarrollo de la república,

de fecha 19mar2019, y que cuenta con su aprobación como presidente de dicha Asamblea, en donde

“…se declara que todos profesionales militares mencionados quedan reincorporados en la Fuerza Armada Nacional en sus respectivos cargos y rangos preexistentes a la fecha de ese decreto, así como también queda sin efecto y nula la orden de pérdida de grado y condecoraciones nacionales que a cada uno corresponda.”,

dejando en el olvido a quienes se encuentran exiliados desde hace años; a los sometidos a juicios militares írritos; militares profesionales sentenciados y presos en cárceles ignominiosas; militares profesionales secuestrados y sometidos a torturas; a militares profesionales con prisión domiciliaria o sometidos a régimen de presentación además de la supresión de su derecho a emitir opiniones públicas. Ése acuerdo es discriminatorio y favorece a quienes nunca se manifestaron y que no apoyaron a sus compañeros de armas en los momentos que más lo necesitaban; es una especie de premio para quienes se comportaron en forma no digna.

Lo dicho anteriormente, ciudadano presidente Guaidó, es totalmente negativo para su gestión como “Comandante en Jefe de la Fuerza Armada Nacional”, tal y como, por ahora, le corresponde según el artículo 236 de nuestra Constitución Nacional en lo que le concierne como atribución en el ejercicio de Comandante en Jefe, así como las que le atribuye el Código Orgánico de Justicia Militar.

Usted, ciudadano presidente de la república (e) ha estado exigiendo a los militares que se unan al proceso para el rescate de las libertades ciudadanas y al “cese de la usurpación para lograr la instauración de un gobierno de transición que nos lleve a unas verdaderas elecciones libres”, pero sus asesores en el área militar siguen siendo poco eficientes o son “pescadores en río revuelto”; ojo con esto último, ciudadano presidente, muchos de ellos parece que son encantadores de serpientes, aprovechados alumnos de aquel que trajo esta tormenta.

Fíjese en lo siguiente:

Usted dice, constantemente, ser el presidente de la república (e) y hasta ahora no ha ejercido esa función como Comandante de la fuerza armada y todo su esfuerzo se ha concentrado en la llegada de la muy indispensable ayuda humanitaria; hacer algunos nombramientos, o designaciones todos muy importantes; organizar marchas y concentraciones; reforzar su figura; pero ha dejado de lado la toma de decisiones en el área a la cual usted le reclama, le exige, le solicita la adhesión y esa no es otra que las mujeres y hombres que conforman la fuerza armada, ése grupo de seres humanos, y no máquinas desechables, que están a la espera de que usted se “la juegue por ellos”.

Quizás parezca baladí, pero… ¿por qué no ha nombrado a su ministro de la defensa y los respectivos comandantes de Componentes y otros cargos principales en reemplazo de los que tienen secuestrada a la FAN?, le insisto, aunque usted lo sabe, sí existen oficiales, activos y en situación de retiro, dispuestos a ocupar esos cargos.

¿Por qué sus asesores militares no le han sugerido hacer un llamado a los actuales jueces militares para que recapaciten, se separen del cargo como ya lo han hecho otros profesionales y que, de no hacerlo, sean declarados en desobediencia y por consiguiente sometidos, en un futuro muy próximo, a las sanciones o juicio por rebeldía o insubordinación y hasta por presuntos delitos de lesa humanidad?

¿Por qué sus asesores no le han sugerido decretar un indulto para todos los militares sometidos a juicios amañados solo para complacer a una cúpula corrupta?

¿Por qué sus asesores no le han sugerido que decrete, SÍ, DECRETE, la libertad plena e inmediata de todos los militares profesionales, o no profesionales, que se encuentran en prisión o secuestrados por atribuírseles un supuesto delito de traición a la patria o por haber estado en desacuerdo con este abyecto desgobierno que pronto desaparecerá?

Usted, ciudadano presidente Guaidó, en muchas oportunidades, reitero, ha hecho llamados a la fuerza armada para que se unan a la reconquista de la democracia y la libertad, pero sus llamados no tienen solidez ni la autoridad de un Comandante en Jefe, ellas se oyen como un ruego de parte suya, como la solicitud de un favor y esto hace que usted se vea débil. ¡Dé ordenes ciudadano presidente, no solicite favores!, ¡Exprese claramente, sin adornos verbales, cuáles serán las consecuencias del no cumplimiento de las órdenes que usted imparta como Comandante en Jefe de la fuerza armada!, ya usted ofreció y dejó claro los beneficios que obtendrán aquellos militares profesionales que apoyen el “cese de la usurpación, gobierno de transición y elecciones libres”, ahora dígales, muy claro y fuerte, cuáles serán las consecuencias de no acatar sus órdenes, ¡NO MÁS PEDIDOS, ES HORA DE DAR ÓRDENES!, fije un plazo de setenta y dos (72) horas, ¡sí, setenta y dos horas!, a los integrantes de la actual Corte Marcial y de los diferentes tribunales militares para que se pronuncien a favor de la democracia y abandonen sus cargos o serán enjuiciados muy pronto; designe, ya, a la nueva Corte Marcial y jueces militares, así como al Fiscal General Militar, no importa que estén radicados en el exterior al igual que el legítimo y verdadero Tribunal Supremo de Justicia,  para que proceda a abrir los expedientes en contra de los militares profesionales que presuntamente estén incursos en delitos de traición a la patria, tráfico de estupefacientes, corrupción, asesinatos y toda una serie de delitos militares y comunes para que sean llevados a juicio en los tribunales que corresponda según el tipo de delito y su afectación a la seguridad de la nación.

Ciudadano presidente, insisto, no es necesario que esos funcionarios sean militares profesionales en servicio activo porque usted tendrá a su disposición militares profesionales, en situación de retiro, con amplia experiencia en la materia. ¡I N T É N T E L O!

Espero que lo expresado en este escrito no sea mal interpretado por esos sectores que consideran un sacrilegio decir algunas cosas o criticar algunas acciones de aquél que ya consideran un semi dios. De cualquier forma, eso me tiene sin cuidado porque primero está mi conciencia y la defensa de mi profesión militar a la que hay que devolverle su verdadera misión, ética, profesionalismo, honor y sobre todo el reconocimiento como ciudadanos y no como una cosa que se puede usar según el capricho del jefe de turno, además de acuñarnos la total responsabilidad de las acciones de un mal, de un pésimo, gobierno que no fue electo ni impuesto por nosotros los militares, pero que sí fue electo por esa masa humana humillada y explotada llamada “pueblo”.

Considero que lo expuesto anteriormente sí es posible, pero claro, siempre y cuando su intención sea que Venezuela cuente con una absolutamente nueva y verdadera fuerza armada digna del siglo XXII, no de este siglo XXI, repito, siglo XXII y que la intención no sea aquella vieja tesis de los años ’90 del siglo pasado cuando, desde los EEUU, surgió la idea según la cual los ejércitos de los países ubicados desde el Río Grande hasta el Estrecho de Magallanes tenían que entregar un estricto inventario de todo el armamento disponible y convertirse en órganos de seguridad interna de sus respectivos países, mientras EEUU se haría el único responsable de la defensa y seguridad del continente; por cierto, tesis apoyada por un representante venezolano ante uno de los órganos de la ONU.

Ciudadano presidente de la república (e) Juan Gerardo Guaidó Márquez, mientras más tiempo pase sin que usted actúe firmemente como Comandante en Jefe de los seres humanos que conforman lo que queda de honesto dentro de la fuerza armada, más se prolongará esta agonía y no debe olvidar que los venezolanos somos inmediatistas; para el venezolano no existe el mediano plazo ni mucho menos el largo plazo y usted se está desgastando en marchas, concentraciones que, si bien son necesarias, pueden ser coordinadas y dirigidas por gente de su confianza, ya usted no necesita hacer campañas para su promoción, ya usted es aceptado hasta por los militantes del partido que destruyó a esta otrora Tierra de Gracia, actúe ciudadano presidente; recuerde dos frases del Libertador Simón Bolívar:

 “El ejercicio de la justicia es el ejercicio de la Libertad”

“Llamarse jefe para no serlo, es el colmo de la miseria”

Marzo, 25 de 2019