Respuesta para el ciudadano Coronel Marcos Porras Andrade

  

Conmigo, quién quiera

Contra mí, quién pueda*

 

Coronel (Ej-Ven) Manuel A Ledezma Hernández

 

Ciudadano Coronel Marcos Porras Andrade, ¡cuán deplorable fue la esquela con la cual pretendió difamarme!

Olvidó usted que la vergüenza recae sobre el que lanza la injuria y no a quién va dirigida.

En lógica, como usted muy bien debe saber, existen argumentos que parecen válidos, pero no lo son. Son muchos y variados esos argumentos, tantos como el ingenio humano pueda crear; algunos de ellos son aplicables en este caso, tales como: a silentio y ad hominem, que traducidos al español significan, en el mismo orden: del silencio y contra el hombre.

Argumento del silencio

Es una falsa conclusión basada en el silencio y que, según la creencia popular, se interpreta como: el que calla, otorga, y eso no es mi estilo.

Como muy bien sabe usted, en el área del derecho, en algunas ocasiones si una de las partes en un proceso no soporta cierto argumento, disponiendo de medios para hacerlo, se presumirá que carece de esos soportes para dicho argumento y por lo tanto la contraparte podrá alegar que lo argumentado es falso, sin embargo, eso no es necesariamente cierto porque existen otros factores que obligarán al increpado a guardar silencio.

Ahora bien, guardar silencio ante la descompuesta, grosera, irracional y desmedida respuesta dada por usted, demostraría que tiene toda la razón y yo podría quedar como un ignaro de la materia sobre la cual emití opinión, (como es mi derecho garantizado por nuestra la Constitución) además tenga en cuenta que en ningún momento recurrí a insultos ni epítetos en contra de su persona, pero sí un firme reclamo de respeto, que aún exijo y seguiré exigiendo.

Usted, desafortunadamente, recurrió al argumento ad hominem (contra el hombre y no contra la idea) como ya tantas veces lo ha hecho en variadas situaciones, con esa agresión quedó en evidencia su carestía de argumentos; ideas originales, no “copiadas”, solicitadas; o conocimientos actualizados para rebatir mis argumentos, razón por la cual no tuvo otra alternativa que recurrir a la ofensa y descalificación.

Aunque es merecedor de una muy fuerte respuesta, no cederé a esa tentación porque me estaría colocando a su mismo nivel de irrespeto y grosera conducta en la cual parece que se siente a gusto cuando no encuentra argumentos para rebatir ideas o conceptos.

Lo que sí voy a dejarle sobre la mesa, por segunda vez, es una sana recomendación: ciudadano Coronel Marcos Porras Andrade, no alborote el avispero ya que, en el caso de que no conozca mi trayectoria, comenzaré por decirle que tengo ciertas informaciones obtenidas en tres de los cargos que me tocó ocupar: 1) Profesor, por dos años, en la Escuela de Infantería y Jefe del Departamento Académico; 2) Profesor en la entonces Escuela Superior del Ejército, por cinco años más ocho meses, y Jefe de la División Académica y luego Jefe de la División de Evaluación; 3) Tres años en la Dirección de Operaciones del Ministerio de la Defensa, y en cada uno de esos tres cargos tuve acceso a ciertas informaciones académicas.

Deje las cosas quietas.

A partir de este instante, diga lo que usted diga, haga lo que usted haga, no le daré más tribuna, pero no se olvide que la paciencia tiene límites. Con esto doy por terminada esta penosa situación, no sin antes ratificar:

1. El IORFAN está sujeto a las disposiciones de la Ley Orgánica de la Administración Pública, Gaceta Oficial Nº 37.305 de fecha 17 de octubre de 2001, por lo tanto, le es aplicable el artículo 99 de la citada ley orgánica.

2. El IORFAN ya no se justifica, tal y como existe. Tuvo su razón de ser para la fecha en que fue creado, hace sesenta y tres años y allí se quedó estancado.

3. El IORFAN será sustituido por otra organización; buena o mala, y eso dependerá de cómo sea estructurada y gerenciada, algo que aún se desconoce.

Ojalá no se concrete otra cosa que ya está en camino porque será muy duro.

Enero, 18 de 2022

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* Autor desconocido por mí