Dos fanfarrones
¿Cuál prevalecerá?
Coronel (EjV) Manuel A
Ledezma Hernández
Estamos atrapados entre
dos fanfarrones. Vamos a diferenciarlos:
Primera acepción. “Un fanfarrón es un
individuo que se autoproclama y se cree dueño y señor del mundo; es un
egocéntrico cuyo ego no solo es grande, sino que está llevado al extremo, casi
sin límites, orientando todas sus acciones hacia la consolidación de su poder
personal y la imposición de su voluntad; es narcisista, esto queda evidenciado
por la constante necesidad de ser admirado y reconocido, sobrevalorando sus
verdaderas capacidades y logros, presentándose como infalible e indispensable;
su fanfarronería se traduce en discursos arrogantes que pretenden reflejar un
poder absoluto, mientras que su condición de bocazas lo impulsa a realizar
declaraciones imprudentes que comprometen su credibilidad. Esa amalgama de
rasgos refleja a un líder autoritario, más preocupado solo por su imagen y
dominio personal”.
«Pero tiene todo el
poder sobre este planeta».
Segunda acepción. “Un fanfarrón es
una persona ridícula, absurda; un político demagoguito; un mamarracho; un
parapeto; un egocéntrico de marca mayúscula que solo piensa en él y cómo
mantener su poder a toda costa; se cree el rey del mundo; es un narcisista que
necesita que todos le alaben y le digan lo grande que es aunque la mayoría sabe
que es un fanfarrón y solo sabe hacer alarde de su “grandeza”, pero en el fondo
es un bocazas que no sabe cuándo callarse y termina metiendo la pata con sus
comentarios estúpidos; es una persona que se considera o es percibido como poco
inteligente, torpe o falta de sentido común; es alguien que actúa de manera
poco razonable y que comete errores evidentes, a veces con una connotación de
falta de madurez o juicio; que insiste en hacer algo claramente perjudicial
para sí mismo o para otros.
La verdad, más que
gobernar parece que solo quiere mandar y que todos le obedezcan sin
cuestionarlo, sin importarle un carajo lo que pase con la gente común”.
«En resumen, cree que
tiene el poder, pero en realidad carece absolutamente de él y sólo tiene nada
de nada porque todo es una ilusión vacía, en verdad, solo es un imbécil.»
¿Por casualidad alguien
conoce personajes de ese talante, en especial los descritos en la segunda
acepción? ¡Hay unos cuantos, pero uno se lleva la corona!
¿Cuál prevalecerá? ¿El
fanfarrón mayor, o el fanfarrón caricaturesco?
Esa es una pregunta
espinosa, desafiante, retadora y la respuesta la dejo a usted.
Hablando de preguntas,
algunas de ellas derivadas de la incertidumbre anterior:
¿Por qué existen «fotos»
de la destrucción de lanchas minúsculas en el Caribe y no existen «fotos» (no
las he visto) del bombardeo de las instalaciones nucleares en Irán?; ¿Cuál es
el beneficio y costo del despliegue naval y aéreo en el Caribe en su lucha
contra las drogas?; ¿Existe un despliegue similar, mayor o menor, en las costas
del Pacífico entre Perú, Ecuador, Colombia y toda la costa de Centro América y
México?; ¿Es que los narcotraficantes sólo operan en el Caribe?; ¿Se está
desempolvando aquello de «América para los americanos» así
como la implementación de la ambicionada “MAGA” con su soporte
en el Indo-Pacífico incluyendo Australia, las dos Américas: la Anglosajona y la
Latina, además América Central y el mar Caribe?, …y que el resto del
mundo “resuelva sus diferencias entre ellos”; esto último le
permitiría manos libres y libertad de acción generando unos “bancos de peces” y
por consecuencia una “ganancia de pescadores”, o mejor dicho, “una ganancia
total y única para un solo pescador”
Debido a que estas
lucubraciones se pusieron color de hormigas, es mejor que cambiemos de tema y
hablemos un poco ¿sobre el juicio en Núremberg?.
Octubre, 09 de 2025