RECIBIDO ASÍ:
Un
humilde y sentido homenaje a los guerreros de mochila y franela de mi patria
Venezuela.
Recibido sin nombre del
autor
SIN LIBROS EN LA ESPALDA
Como una piedra esculpida
por el miedo y por la rabia
Como una estaca clavada
bañada en desesperanza
Estaba aquella mujer en la
puerta de su casa
Con la mirada perdida detrás
de un velo de lagrimas
Rogando desesperada al fruto
de sus entrañas:
¡No salgas hijo!, ¡no
salgas!, ¡no des la vida por nada!
¡No vale la pena el riesgo!,
¡no te expongas!, ¡no lo hagas!
¡No me quites la ilusión!,
¡no me quiebres la esperanza!
...que ya no me quedan
fuerzas para rezar asustada
porque llegues sano y salvo
cuando sales a esas marchas…
Con la voz ahogada en llanto
gritaba desesperada
sujetando por los hombros a
un joven lleno de rabia
que con ira incontrolable le
decía estas palabras:
¡Ábreme paso mamá!, ¡no
pretendas que no salga!,
¡Ya no hay retorno,
viejita!, ¡porque ya no queda nada!
¡Es la hora!, ¡es el momento
de hacer algo por mi patria!
Si no salimos no hay lucha y
sin lucha no hay mañana.
Estoy cansado mamá, de verte
desesperada
madrugando en una cola por
un bocado de nada.
Tú me criaste repitiendo que
jamás me acostumbrara,
que el país no era así, que
nunca faltaba nada,
que hasta el más pobre tenía
comida cada mañana
y yo no conozco eso de la
abundancia pasada.
Yo conozco es de miseria,
escasez… desesperanza.
Conozco de hambre en las
noches, conozco de muerte y rabia.
¡No me toques ese tema!, ¡no
lo nombres que me matas!,
Le respondió ella cayendo en
el suelo arrodillada.
Fueron dos los que perdí,
dos pedazos de mi alma,
tus dos hermanos mayores
dejaron sola esta casa:
uno me lo quitó el hampa y
el otro murió por nada…
¡Murió luchando, mamá!,
¡no hijo, murió en las marchas!
Una bala desgraciada le
arrebató la esperanza…
¿Y ahora tú también quieres
que te arrebaten la vida,
lanzando piedras a esos que
te responden con balas?
¡No me quito de esta puerta,
porque no me da la gana
de entregarle a esos infames
tu vida y mi esperanza!
El muchacho enardecido cargó
a su madre en sus brazos,
la quitó de su camino
decidido y en su abrazo,
le pidió perdón llorando por
el dolor que le causaba:
¡Perdóname madre mía!, hoy
no hay libros en mi espalda…
Hoy no llevo una chaqueta,
llevo la bandera y agua…
Y estas manos y estos brazos
para lanzarles con ganas,
¡y en cada piedra que lance
les mandaré la esperanza
de ver a mi pueblo libre
cuando salga el sol mañana!
¿Y qué le digo a tu padre
cuando llame y tú no estés?
¡Dile que le pida a Dios que
no me encuentre con él!
Y que cada vez que apunte a un
estudiante y dispare,
ruegue porque no sea yo el
blanco de sus ataques.
Mientras salía por la puerta
se volteó por un instante
y con dolor y firmeza dijo llorando a su
madre:
Si no regreso no llores,
salúdame a mi papá,
y dile que nunca entendí por
qué su fidelidad
a ese uniforme manchado de
tanta mediocridad.
¡Bendición mamá!, ¡Te amo!,
reza por la libertad…
Caracas 5 de mayo de 2017