Verdades Amargas


I
Yo no quiero mirar lo que he mirado
a través del cristal de la experiencia
el mundo es un mercado donde se compran
honores, voluntades y conciencia.


II
Amigos… es mentira…, no hay amigos
la verdadera amistad es ilusión
ella cambia, se aleja y reaparece
con los giros que da la situación.


III
Amigos complacientes solo tienen
los que disfrutan de ventura y calma
pero a cuantos abate el infortunio
solo llevan tristezas en el alma.


IV
Si estamos bien nos tratan con cariño
nos buscan, nos invitan, nos adulan
más si acaso caemos, francamente
solo por cumplimiento nos saludan.


V
En este laberinto de la vida
donde tanto domina la maldad,
todo tiene su precio estipulado
amores, parentesco y amistad.


VI
El que nada atesora, nada vale.
En la reunión suele pasar por necio
y por nobles que sus hechos sean
solo alcanzan la burla y el desprecio.


VII
Lo que brilla no más tiene cabida
y aunque brille por oro lo que es cobre.
Lo que no nos perdonan en la vida
es el atroz delito de ser pobre.


VIII
La estupidez, el vicio y hasta el crimen
pueden tener su precio señalado.
Las llagas del defecto no se miran
si las cubre un diamante bien cortado.


IX
La sociedad que adora su desdoro
persigue con su saña al criminal
más si el puñal del asesino es de oro
enmudece....y el juez besa el puñal.


X
Nada humano es perfecto nada afable.
Todo está con lo impuro entremezclado
el mismo corazón con ser tan noble
cuantas veces se encuentra enmascarado.


XI
Que existe la virtud… yo no lo niego,
pero siempre en conjunto defectuoso,
hay rasgos de virtud en el malvado
y hay rasgos de maldad en el virtuoso.


XII
Cuando veo en mi paso tanta infamia,
manchándome la planta de tanto lodo
ganas me dan de maldecir la vida
ganas me dan de maldecirlo todo.


XIII
A nadie habrá de herir lo que aquí digo,
porque ceñido a la verdad estoy
me dieron a beber hiel y veneno
hiel y veneno en recompensa doy.


XIV
Pero si tengo la palabra tosca
con estas líneas turbias y sin nombre,
doblando las rodillas en el polvo
pido perdón a Dios...pero no al hombre.


RAMON ORTEGA
HONDURAS


 (Comayagua, 1885 - Tegucigalpa, 1932) Poeta hondureño, uno de los principales representantes del modernismo en su país. Realizó estudios en Honduras y Guatemala. De regreso a su tierra se desempeñó como funcionario en la Administración del presidente Francisco Bertrand. Para algunos de sus críticos, Ortega como poeta ahogó el tono grandilocuente de sus predecesores e inició en Honduras el "predominio del raso y el marfil"; se le acusa de ser, en ciertos casos, un romántico arcaico, pero otros críticos lo ponen en duda.
Su obra no es muy abundante, pero su exquisita factura suple ventajosamente la cantidad, pues la época de su producción fue realmente muy corta: en una edad muy temprana lo acometió cierto desequilibrio mental, sumiéndolo en una prematura esterilidad creativa.
No obstante, se le valora que haya escrito los versos de más refinada expresión estética en Honduras; toda su poesía exhala una fragancia de romanticismo y aún en la modernidad de sus poemas galantes trata de imprimir el sello de un ancestro lejano. Entre sus obras destacan El amor errante (1930) y Flores de Peregrinación (1940), recopilada póstumamente.