Algo sobre
NUESTRO BIENESTAR
Y
SEGURIDAD SOCIAL
Coronel (EJ-Ven)
Manuel A Ledezma Hernández
En algunos
grupos de diferentes redes sociales se han hecho comentarios sobre lo
deficiente que es nuestro bienestar y seguridad social, no solo para los
militares en situación de retiro y sus
familiares inmediatos, así como para los sobrevivientes quienes son los más
débiles de nuestra familia militar, sino que también afecta a los familiares y
militares profesionales, o no, que se encuentran en situación de actividad.
La realidad es que nuestro bienestar y seguridad social
comenzó a desaparecer,
en el año 1966 o 1967 aproximadamente, poco antes de la eliminación de aquel reembolso anual
que hacía Seguros Horizonte por "buen comportamiento de la póliza”.
A partir de allí, sin que nos diéramos cuenta, se fue deteriorando silenciosa y pausadamente con la eliminación de algunas primas y la
incorporación de otras a la remuneración, eliminando así derechos adquiridos.
Una de las más impactantes fue la eliminación de las cestas de navidad, aunque continuaron, por varios años, otorgándolas
a generales, almirantes y políticos convenientemente elegidos por el alto mando
de turno, así como por el presidente de la Junta Administradora del
IPSFA del momento. No me consta, pero creo que aún continúan los obsequios
de fin de año para los generales y almirantes en servicio activo.
Las desmejoras fueron aumentando y consolidándose con las arbitrarias Directivas de remuneración que no son otra cosa que la justificación legal de las “puntadas de
...asentaderas” del director de planificación y presupuesto del
mindefensa, avaladas por el titular de ese despacho.
La gravedad de la pérdida de nuestros beneficios socioeconómicos comenzó cuando el
innombrable galáctico, dentro de su ignorancia supina, dijo que los militares no teníamos por qué tener
privilegios y acabó con Fuerte Tiuna y la tranquilidad y seguridad de las viviendas
militares que allí se encuentran, prostituyó los hospitales militares, preparando el terreno para la llegada al trono militar del genuflexo quien,
siguiendo instrucciones de chita, dijo que no se justificaba que un teniente percibiera una
remuneración de, no recuerdo el número, millones de bolívares.
La puntilla para rematar al toro, aún en agonía, la usó la almirante que recientemente entregó la
presidencia del IPSFA. Ella acabó con nuestro
instituto de previsión social, ella
fue el más eficiente verdugo de nuestro bienestar y seguridad social, ...bueno, tampoco fue muy eficiente
con eso.
Hoy día el IPSFA quedó sólo como ente ejecutor de una inexistente política de
seguridad social de la fan; en un pagador de míseras pensiones y en un solucionador de
problemas monetarios ante una emergencia médica ya que, incluso, carecemos de un seguro colectivo de HCM, y no me vengan con el cuento de que Seguros
Horizonte brinda esa protección porque ello es falso en cuanto a lo que es un
seguro colectivo, porque la estafa llamada “seguro complementario” es individual y el afiliado es quien paga el costo
íntegro de esa estafa constituyéndose en lo que he
llamado la privatización de nuestro
seguro y nadie, absolutamente nadie, ni siquiera
alguna de las tantas organizaciones militares, bien sea de carácter social o política, le ha prestado la más mínima atención.
Para finalizar dejo una interrogante, y seamos sinceros en la respuesta, aunque sea mental: ¿De quién será la culpa?
Agosto, 03 de
2020