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JUAN GUAIDÓ
Y SUS FANTASMAS MILITARES
PLAGIO DESCARADO

Coronel (Ej-Ven) Manuel A Ledezma Hernández

REITERACIÓN
Advertencia
Este escrito no es apto para personas sensibles al vocabulario no académico, ni para aquellos seguidores que no aceptan la más mínima crítica a sus paladines debido a sus convicciones de que ellos, sus paladines, son mesías infalibles; inmaculados; todopoderosos; omnisapientes; intocables; sagrados y olvidan que ellos también son tan humanos como cualquier otra persona y por lo tanto también se equivocan, tienen sus propios intereses, así como prioridades y compromisos adquiridos.
Además, …este escrito es un descarado y pésimo fusilamiento de la famosa novela “Cuentos de navidad” del escritor Charles Dickens.
Así que, ¡no pierda su valioso tiempo!


Capítulo III
Segundo viaje

A la noche siguiente regresa el fantasma del futuro en búsqueda de su pupilo de turno:

- ¿Listo?

- Sí. Te esperaba con ansiedad, quiero enterarme sobre lo que pasó con esas familias. ¿Cuál es esa historia?

- Ok…Tanto Carlos como José estuvieron presos durante tres meses y, aún hoy, continúan así, pero bajo otra modalidad. Allí puedes ver a Carlos y allá a José.

Ambos oficiales, en unidades distintas, se encuentran dentro de un cuarto, muy parecidos, transcribiendo algo en un ordenador que no tiene conexión de internet, parece que cumplen una función similar a lo que se conocía antes como furriel, con la diferencia de que, ahora, no usan una máquina de escribir.

- ¿Pero que hicieron?, ¿se rebelaron?, ¿desertaron y los capturaron?

- No, nada de eso. Lo que sucedió es que un día, cansados de la situación como vivían; cansados de los constantes reclamos justos de sus esposas; cansados de la imposibilidad de brindar una mejor calidad de vida para ellas, para sus hijos y para sí mismos, hablaron demasiado en una reunión de amigos donde se encontraba otro Teniente Coronel que les puso la piedra ante el asesor cubano que está en la unidad militar en la cual prestaban servicio Carlos y José. A los tres días ya estaban detenidos y sometidos a interrogatorios vejatorios en un órgano de seguridad. Allí pasaron esos tres meses.

- Y ahora, ¿dónde están?

- Cada uno de ellos en una unidad militar diferente, alejados uno del otro, en los confines de la república, donde la vida familiar es prácticamente imposible de compartir; están en una especie de libertad condicional, con un grillo electrónico en sus tobillos y con prohibición de portar armas de cualquier tipo; impedidos de salir de la instalación militar y acercarse al área de almacén de armas y municiones. Están allí, en esa humillante condición, para que sirvan de escarmiento a los demás oficiales y tropas profesionales de esas unidades.

- Ya entiendo por qué dices que están en una especie de libertad condicional. ¿Y sus esposas e hijos dónde están?

- Acordaron con sus esposos la separación y así lo hicieron, amistosamente, y se fueron del país, con sus hijos. Nancy está en España, con unos familiares, y está tramitando asilo; el proceso va bien. Mariana está en los Estados Unidos, también con unos familiares, y tramita su permanencia amparándose en la nueva ley Estatus de Protección Temporal aplicable a los venezolanos víctimas de este desgobierno y que fue aprobada, a mediados de 2019, por el Congreso de los Estados Unidos.

- ¿Y el Tcnel que los denunció?... ¡quiero conocer a ese miserable!... me imagino que es uno de esos hijos de puta que se dan la gran vida vendiendo a sus compañeros de armas. Supongo que goza de la máxima confianza de sus jefes y muchas prebendas.

- Vamos a visitarlo en su residencia.

Ambos personajes se desplazan hacia una ciudad más o menos grande, donde, en sus afueras, se encuentra una instalación con una gran extensión de terreno donde hacen vida tres unidades militares diferentes más el comando de ese grupo de unidades, lo que se podría calificar como una brigada en tiempos pretéritos.

En ese mismo terreno se ven, separados notablemente de las instalaciones militares, tres pequeños edificios de cuatro pisos cada uno y tres casas con árboles y jardines muy cuidados; una de las casas tiene piscina y todas ellas cuentan con personal de servicio como cocineros, jardineros, limpieza. El área donde se encuentran las casas está rodeada por una pared muy alta, con cercos eléctricos, reflectores, cámaras y vigilancia privada externa; con una entrada principal custodiada por personal no militar fuertemente armado, que están contratados, incluso los del servicio, a una empresa propiedad de un alto jerarca militar, activo, que brinda ese servicio a nivel nacional, tanto a instalaciones militares como otras dependencias del Estado, e incluso a personas privadas que, de alguna forma, tienen contratos o convenios con personas en el Poder.

- ¡Ya me imagino la vida que se debe de estar dando ese miserable!... por cierto… ¿cómo se llama ese carajo?

- ¿Te refieres al Tcnel que denunció a Carlos y a José?

- Sí… a ese mismo.

- Henry José.

De inmediato, el alumno comienza a caminar en dirección a las casas y es detenido por el llamado del fantasma del futuro…

- ¡Epa… carajito!... devuélvete. El guía soy yo, además, equivocas el camino.

- Disculpa, pero es que quiero encontrarme con ese gran carajo para darle unos coñazos.

- Jajajajajajajajajajajaja… guarda tus ímpetus, se te olvida que nadie nos puede ver ni oír, ¿cómo crees que podrías darle unos coñazos? Eso se aprende cuando tienes muchos años como fantasma; fíjate, yo tengo ya varios… varios, años y apenas logro hacer mover alguna que otra cosa como una pequeña lámpara, volcar el contenido de un vaso… ¡y tú pretendes liarte a coñazos con un encarnado!... jajajajajajaja… ¡qué bolas!... jajajajaja

- ¡Bueno… ya está bien!... deja de burlarte. ¡Oye…! ya que por los momentos soy un fantasma deberías enseñarme algo de eso de mover cosas, aunque sea una hoja de papel.

- Olvídalo, necesitas más que algunas horas como fantasma, además, todavía tienes un cordón umbilical que te ata a tu cuerpo terrenal… ¿acaso quieres que te ayude a romper ese cordón?

- ¡Noooo!... déjate de vainas, sólo estaba jugando.

- Jajajajaja... ¿te cagaste?… ¿te subió el culillómetro al 100 %?... Jajajajaja… Vamos, muévete, visitaremos a ese Tcnel Henry José.

Ambos emprenden el camino en dirección de los pequeños edificios de cuatro pisos que vieron al inicio.

Al llegar se dirigen al último edificio, al cuarto piso y entran en el apartamento 4-3, donde reside Henry José.

Se puede decir que es un cuchitril en todo el sentido de la palabra.

- ¿Este miserable vive aquí?

- En el desarrollo de tu vida te encontrarás con diferentes tipos de miserables; el miserable estúpido; el miserable oportunista; el miserable miserable; el miserable ambicioso; el miserable discreto; el miserable millonario y muchos más.

- Parece que tienes, corrijo… tuviste, alguna que otra experiencia con gentes miserables.

- En mi vida carnal, muy pocas, pero a través del tiempo que tengo, como “no encarnado”, he descubierto que pueden ser muy numerosos.

- Y a este individuo… ¿cómo lo calificarías?

- No lo haré… lo dejo para que lo hagas tú.

Ambos guardan silencio y se dedican a observar y detallar el lugar donde vive Henry José. El apartamento se mantiene aseado, no hay un desorden evidente, los muebles están algo deteriorados por el excesivo uso, en la cocina solo se aprecia que hay una olla en la cual preparan algo. Nada extraordinario digno de mencionar y que pueda decir que Henry tiene algún ingreso extra fuera de su sueldo mensual. Él se encuentra sentado viendo la televisión y a su lado está una mujer muy joven.

- Fantasma del futuro… ¿quién es esa mujer?... ¡parece ser su hija!

- No, no lo es.

- ¿Hermana, algún otro tipo de familiar?

- Nada de eso pequeño saltamontes…

- No me gusta que me llames así, recuerda que tengo un nombre.

- De acuerdo, pero como a mí me gustan las películas te llamaré… pequeño Juan, como el personaje de las películas sobre Robín Hood.

- ¡No tienes remedio!... pero está bien, no voy a discutir contigo… de todas formas suena mejor que saltamontes.

- Jajajajaja… no te queda otra alternativa.

- Okey, okey… entonces, ¿quién es la mujer?

- Una chica que él consiguió en la ciudad. Ella es de un pueblito del interior y se vino a la ciudad en busca de trabajo, pero por carecer de una profesión, ni siquiera un oficio, nunca lo consiguió y Henry la tomó para sí ofreciéndole ayuda, pero al final la convirtió en su concubina. Ella, ante tanta necesidad aceptó y aquí está, sirviéndole de mucama, cocinera y placer; prácticamente ni siquiera la toma en cuenta excepto para exigirle comida y sexo; le paga una miseria que ella va reuniendo para enviar a su familia, ni siquiera la respeta como mujer.

- Es un verdadero miserable. Creo que es tan miserable que ni siquiera disfruta las recompensas que le otorgan por ser un delator, un traidor.

- Otra vez te equivocas. Él solo recibe su sueldo.

- ¿Entonces está loco, enfermo?, ¿qué le pasa?

- Nada de eso. La realidad es que así paga la revolución a este tipo de personas. Son despreciados por sus mismos amos, precisamente por ser un miserable traidor… ¡y he aquí una cosa curiosa pequeño Juan!... muchos creen que ese desprecio de la revolución por los traidores se debe a un mínimo de ética, pero la razón es muy diferente… ellos no se confían de los traidores y siempre los tienen más vigilados que aquellos que no lo son; de paso, cuando ya no le son útiles, los desaparecen ingeniosamente y no dejan huellas. A éste le está llegando su turno, es demasiado imbécil y por lo mismo, peligroso.

- Bueno, cualquier cosa que le suceda es consecuencia de su conducta.

- Así es. ¿Qué tal si aprovechamos las horas que nos quedan y hacemos otra visita?

- ¿Puedo saber a quién?

- Cuando lleguemos lo sabrás.

Ambos parten, en silencio. Juan va inmerso en sus pensamientos, digiriendo aún la situación y la miseria humana que acaba de ver y que afecta internamente a los militares; algo que era desconocido para él, ¡la constante amenaza y temor a lo que están sometidos esos seres humanos!, a quienes le exigen que arreglen los entuertos y las grandes tortas que ponen los políticos por su ambición de Poder o para alcanzar, aunque sea, un cargo donde se puedan enriquecer sin mucho esfuerzo; seres humanos que pierden a sus familias; los únicos profesionales que son humillados, tanto por la sociedad inconsciente e injusta, como por los jefes inmediatos; seres humanos, profesionales, que parece ser desechables porque los usan y los olvidan; así ha sido la historia y así es en el presente por muchos individuos que se auto califican como “políticos”, que se atreven decir, muy orondos y con voz firme… los militares… ¡a su cuartel!, frase despectiva y grosera.

- Hemos llegado.

- ¿A dónde? ¿Quién vive allí?

Se detienen frente a una casa enorme, plenamente iluminada, con seguridad exterior con las mismas características de la que hay en las casas cercanas a la unidad en la que presta servicio Henry José. Adentro se oye música con un alto volumen, risas…

- Entremos y verás.

- Hoy están de fiesta en esa casa.

- No pequeño Juan, hoy no están de fiesta, esto solo es una reunión de amigos, una especie de francachela, algo casi rutinario.

Entran a la casa. Está colmada de gente. Todos con sus respectivos vasos en las manos, conversando a gritos debido al alto volumen de la música que interpreta un conjunto; muchos mesoneros de ambos sexos, en el bar una gran diversidad de bebidas alcohólicas, las más abundantes son champaña y por supuesto, a raudales… ¡whisky de las más selectas marcas, con una antigüedad que pasa, muy largo, la mayoría de edad!

En las mesas hay manjares de todo tipo y comidas de apariencia exquisita, tan abundantes que Pantagruel quedaría más que satisfecho.

- Dime…, ¿Quién vive aquí?

- Aquel individuo, medio obeso, que está allí cerca de la puerta de la terraza. Si te fijas bien podrás ver que, cerca de él, están cuatro individuos y una mujer que no están bebiendo, ni comiendo, ni hablan con alguien, son sus escoltas… y adivina quién los designa.

- ¿La misma empresa de ese personaje desconocido?

- Ni tan desconocido. Lo tienes frente a ti.

- ¿Él es el dueño de esa empresa de seguridad?

- Exactamente. Así tiene controladas a todas, absolutamente todas las personas que ocupan cargos claves y de paso las mantiene atemorizadas… ¿conoces la historia de la Orden militar Assassins?... lo más seguro es que sí la conoces, pues bien, ése individuo lo hizo realidad en este país.

- ¿Cómo se llama él y cual cargo ocupa, además de jefe de una empresa tan sui generis?

- Él es una especie de súper general, sencillamente lo llaman “General”, sin más agregados, también lo apodan como Protector y benefactor de la Nación y su pueblo; su nombre no importa, pero es muy conocido desde hace muchos años y, además, es el presidente del Consejo Federal de Gobierno que rige al país.

El alumno se queda en silencio, realmente no sabe que decir; no entiende que ha pasado, por qué está sucediendo lo que ve en este momento.

Ante esta situación el fantasma de futuro interviene:

- Juancito, no te devanes el cerebro, lo vas a necesitar; recuerda que estamos en una ucronía y su concreción depende de su punto jombar, ya sabes a lo que me refiero, ya lo conversamos antes.

- Tienes razón. Y por culpa de este tipo de gente es que el resto de los venezolanos cree que todos los militares viven igual; es la mala costumbre de generalizar. Vámonos de aquí, te lo ruego, todo esto me da asco.

- De acuerdo. Vámonos, de todas formas, ya no hay nada que te pueda interesar o ser útil, excepto esta experiencia para cuando llegue el momento de elegir tu punto jombar.

- Todo eso es una locura… y aún no me has dicho por qué llegaremos a esta trágica situación.

- Eso te lo diré en nuestro próximo encuentro.

Junio, 4 de 2019