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Ciudadana Vicealmirante
ÉRIKA COROMOTO VÍRGÜEZ OVIEDO

Coronel (Ej-Ven) Manuel A Ledezma Hernández

 Antes de cualquier asunto deseo dejar por sentado que usaré, para usted, su grado de VICEALMIRANTE, según las normas que rigen nuestro idioma castellano y no la de ‘vicealmiranta’, una aberración, un irrespeto ya hecho costumbre, porque usted no es una “cosa”, ¡usted es una dama y, como tal, merece respeto y consideración independientemente de su grado militar.
Esa aberración de ‘vicealmiranta’ está referida a un objeto grande, pero objeto al fin, como lo es Segunda galera de una escuadra, que montaba el segundo jefe, ¿habrase visto tamaño irrespeto que implica la expresión “montada por el segundo jefe” aplicada a una dama? Tampoco es usted una propiedad de nadie cuando así lo dan a entender cuando le dicen ‘almiranta’, porque esa palabra está referida a la Mujer del almirante, expresión algo despectiva, ¿no le parece?; además, ‘almiranta’ también se refiere a una cosa como lo es Nave en la que iba el almirante o el jefe de una armada, escuadra o flota.
El “mi”, antes del grado del “superior” jerárquico, a esta altura del siglo XXI, ya está más que obsoleto; ese “mi” es un adjetivo posesivo, pero ningún subalterno jerárquico es propiedad de ningún superior a él por solo el hecho de tener un grado más alto, aunque el diccionario rector de nuestra lengua, el de la RAE y la Asociación de Academias de la Lengua Española (ASALE), de la cual la Academia venezolana de la lengua forma parte,1 acepte ese adjetivo posesivo, en el ámbito militar, como un indicativo de respeto al dirigirse a un superior jerárquico; sin embargo, la RAE acepta y define “señor” como término de respeto para dirigirse a una persona superior en edad, dignidad o cargo, por lo tanto, el trato de “señora Vicealmirante”, es correcto y no es irrespetuoso. Es cuestión de acostumbrarse.
Dicho lo anterior, entremos en la materia objeto del presente escrito.
Señora Vicealmirante, sea usted bienvenida al Instituto que rige y vela por nuestro bienestar y seguridad social.
¡Menuda tarea tiene usted por delante!, son en extremo rudos los retos que se le presentan, inmensos esos desafíos; dolores de cabeza y críticas crueles, muy duras; pero que son consecuencia del abandono en la que nos hemos vistos envueltos y arrollados por la apatía; la desidia; los malos procedimientos; la falta de sensibilidad humana; la prepotencia de muchos que han administrado el Instituto y que lo percibieron como propiedad privada y como un ente destinado solo a obtener ganancias cuyos destinos se desconocen. Críticas que serán dirigidas a usted por ser heredera de esos malos gerentes ¡que sí los hubo!, y que jamás pensaron que también pasarían a este lado de la acera en la cual nos encontramos los que el tiempo nos obligó a apartarnos aún con plena capacidad física y conocimientos, así como aquellos que la ley de vida los hizo convertirse en lo que llaman sobrevivientes. Son reclamos muchas veces airados, pero ellos son consecuencia de la insistente “sordera” que los administradores, reitero, muchos de ellos, más no todos, han prestado a las necesidades y no entendieron nunca que el bienestar y la seguridad social en la Fuerza Armada, de cualquier país, forma parte inseparable de ese “elemento” complementario, y casi olvidado, denominado MORAL y que sin él no vale de nada el mejor entrenamiento y las más sofisticadas armas.
El asunto es que existe la percepción de que el IPSFA es un gran monstruo colmado de burocracia que lo hace pesado, lento para poder cumplir con sus funciones, propicio para que sucedan algunas irregularidades que no trascienden a la opinión pública; también las múltiples transgresiones a la vigente LOSSFAN-2015, así como una muy deficiente prestación de bienestar social y económico y una ‘atomización’ de la prestación de servicios relacionados con la seguridad social en la FAN.
Trataré de explicarme.
Según lo expresado en el párrafo último, son cuatro puntos a tratar y considero que, debido a lo extenso que podrían ser cada uno, no es posible tratarlos, en forma comprensible, en una sola entrega, lo cual significa que le escribiré en otras oportunidades consecutivas y un poco extendidas en los lapsos. Esos cuatro puntos, antes mencionados, son:
1. Instituto de Previsión Social de la FAN
2. LOSSFAN-2015 y las transgresiones a ella.
3. Deficiente prestación de bienestar social y económico.
4. Atomización de la prestación de servicios relacionados con la seguridad social en la FAN.
No la agobiaré, apenas tiene usted un poco más de un mes que ocupó su actual cargo, tiempo insuficiente para estar en pleno conocimiento de lo que sucede dentro del Instituto y sus sucursales, así como los padecimientos de los afiliados y la calidad de servicio que prestan los diferentes órganos de salud y cierta empresa de la cual el IPSFA y solo el IPSFA, es propietario de más del 99 % de sus acciones, o por lo menos eso es lo que se supone.
Junio, 12 de 2018
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1 La Academia Venezolana de la Lengua (AVL) se creó el 10 de abril de 1883 por decreto del entonces presidente de la República, Antonio Guzmán Blanco, quien ocupó el cargo de director hasta su fallecimiento, en 1899.  http://avelengua.org.ve/cms/la-academia/