ILUSIONES, ILUSIONISTAS e
ILUSOS
Coronel (Ej-Ven) Manuel A Ledezma Hernández
ILUSIÓN
El
diccionario lo define como: “Esperanza cuyo cumplimiento parece
especialmente atractivo.”
Sin embargo, para la psicología tiene una acepción negativa ya que ella
considera que la ilusión es una esperanza que no tiene fundamentos y, por lo
tanto, puede definirse como un espejismo, algo que parece real pero imposible
de alcanzar; pero ésta acepción negativa solo responde a las lenguas diferentes
a nuestro castellano en el cual su acepción es positiva; para nosotros, los de
habla castellana, una ilusión es el
deseo intenso de que, de alguna forma, se pueda lograr algo que se anhela, la
esperanza de que algún día lograremos nuestros propósitos o que se verá
cumplido un ferviente deseo que, por los momentos, no podemos materializar.
Los venezolanos tenemos la esperanza de salir de la mafia que ha llevado a
esta Tierra
de Gracia a una situación peor a la que existía en la época colonial; salir
de una gavilla delincuencial que, además de permitir la colonización de parte
del ridículo imperio comunista de la Habana, también ha entregado el país a las
garras del tráfico de sustancias psicotrópicas y estupefacientes, así como a organizaciones
identificadas y calificadas, internacionalmente, como terroristas; unos
delincuentes que nos han sumido en la miseria, en el incremento de la pobreza
que podemos calificar de absoluta si
tomamos en consideración cuantas kilocalorías al día consume, en promedio, la
población; pero, si la medida la basamos en el ingreso mínimo para la
satisfacer las necesidades básicas como salud, alimentación, vivienda,
educación y servicios, la clasificación pasa a ser pobreza extrema.
Soñamos con una prosperidad, una felicidad que, algún día, nos llegará; que volveremos a ser felices, e incluso la
más absurda ilusión, por inconsciente, de regresar a la falsa época dorada, de
aquella semilla de la mala hierba de hoy, del ta’barato-dame dos.
ILUSIONISTAS
Son aquellas personas que practican
el ilusionismo a través de juegos de manos y otros trucos, en especial si se
dedican a ello profesionalmente.
El ilusionismo es el arte de producir, artificialmente, fenómenos, efectos
o realidades en apariencia maravillosas y sin explicación y que contradicen los
hechos reales.
Nuestros políticos, de todos los colores, son grandes expertos en la
materia.
Unos, los que integran la pandilla de saqueadores que desguazan esta Tierra
de Gracia, hacen ver que vivimos en el Paraíso Terrenal, dicen que
somos los humanos más felices del planeta tierra y que las “pequeñas”
dificultades que estamos pasando se deben a la ambición imperialista y en esto
último tienen toda, absolutamente toda, la razón porque sí es verdad que todos
nuestros males es consecuencia de la sumisión al imperio paupérrimo comunista cubano del cual nos han hecho
dependiente estos maleantes.
Cosa curiosa respetado lector …hoy en día persiste el reconcomio, ¡después
de más de 500 años!, en contra del Imperio
español por la depredación, abusos y el, para entonces desconocido concepto,
genocidio cometido en nuestro territorio…pero, ¿qué es lo que está haciendo ese
despreciable imperio comunista cubano actualmente en esta, aún, Tierra
de Gracia? Pero regresemos, porque podemos entrar en otra pregunta
incómoda: ¿Fue un genocidio el bombardeo de Hiroshima y Nagasaki?
Por otro lado, está un grupo de políticos comeflores, de diversos colores como aquellos que integraron la
Coordinadora Democrática y la Mesa de la Unidad cuyo fracaso fue estruendoso y
con ello envalentonaron a los actuales predadores que usurpan el Poder. Algunos
de esos comeflores, cual zombis,
sobreviven y deambulan entre el actual Frente
Amplio que está haciendo sus mejores esfuerzos para salir, sin trauma ni
sangre, de la pesadilla en la que estamos inmersos. Ojalá lo logremos y que los
integrantes de este Frente Amplio no se queden en el solo ejercicio de la profesión
de ilusionistas y no descarten, por razones del comeflorismo, que muy posiblemente exista una resistencia violenta
de parte de los que usurpan el Poder porque es demasiado el riesgo que corren y
están aterrorizados por las consecuencias posteriores y ese miedo los hace extremadamente peligrosos. Son varias
las voces que sostienen que dictadura no
sale ni con votos, ni con flores, solo salen con…
ILUSOS
El iluso es aquella persona propensa
a ilusionarse con demasiada facilidad o sin tener en cuenta la realidad. Son
personas que también las conocemos como personas
de buena fe porque están convencidos que todo el mundo actúa con buena
voluntad, sin aviesas intenciones ocultas. Muchos llegan a calificar como pendejos (Uslar P dixit)
Siempre son presas fáciles para los ilusionistas que, incluso, los
manipulan para el logro de sus propios fines o intereses porque los ilusos, por
su buena fe, son vulnerables y por lo
tanto fáciles de convencer por los encantadores
de serpientes, no solo del tipo de aquél individuo que tuvo éxito en 1998,
sino también sus herederos que aún perviven y los nuevos, supuestamente independientes,
que están apareciendo en la arena de la lucha política, ambos incitan, y lo
logran, hacer volar la imaginación de los ilusos porque les ofrecen y les
aseguran que alcanzarán todo aquello que desean en sus vidas y que el futuro
inmediato será maravilloso.
Estos halconzuelos ignoran lo que
es una guerra. Ellos creen que la guerra es como se ve en algunas películas
tipo saga “Los vengadores” o “Juego
de tronos” en donde solo resaltan las acciones de los héroes, pero que obvian
los sufrimientos de los heridos, el desmembramiento y casi pulverización de
cuerpos jóvenes; el dolor por la muerte del amigo, del compañero; el dolor de
la madre que pierde al hijo; el de la esposa y los hijos que más nunca verán a
su padre o a su madre si ella está involucrada en el combate como lo hicieron,
hacen y seguirán haciendo las mujeres de Kurdistán.
Es cierto, las dictaduras y las mafias no se acaban con el envío de rosas y
margaritas, tampoco con conversaciones o diálogos cuando los intereses de los “dialogantes”
no están muy claros, o son radicalmente opuestos, o cuando las exigencias de
los mafiosos son moralmente inaceptables o, sencillamente, cuando entre esos
dialogantes no hay respeto de parte del que detenta el poder hacia su
contraparte porque ésta es timorata y comeflores
como tradicionalmente fueron los dialogantes de anteriores alianzas político-partidistas
que fracasaron estrepitosamente.
¿Hay contradicción entre lo expresado anteriormente? …creo que no, porque
siempre estará presente el escenario de la violencia en dos ocasiones
diferentes.
La segunda ocasión es la que se podría presentar en esta Tierra
de Gracia y su intensidad dependerá de los posibles acuerdos que se
logren alcanzar en algún tipo de diálogo, o la ejecución de alguno de los dos
escenarios principales in pectore;
cualquiera de los tres que se lleve a efecto nos llevará, igualmente, a una
espiral de violencia gracias al entreguismo de estos facinerosos totalitarios
que usurpan el poder porque entregaron nuestro país para el aprovechamiento y
saqueo, no solo para esa mafia, sino que incluyeron grupos terroristas y bandas
de delincuentes, organizados y armados por los mismos usurpadores.
Ahora bien, es muy diferente una guerra civil provocada por tratar de sacar
del poder a un dictador mafioso, a unas acciones militares restringidas y con “operaciones
quirúrgicas” destinadas a cortar la raíz del tumor sin concentrarse en la
ramificación de ese tumor, esto vendrá después y será más sencillo de hacer
porque esas ramificaciones carecerán de la fuerza suficiente para resistir y
reproducirse y el ejemplo está en el resultado obtenido contra ISIS; ¿perdura
su califato? ¡no!, ¿por qué no?, porque se destruyó su cabeza; ¿perdura la
posibilidad de resurgimiento? ¡sí!, ¿por qué sí?, por la debilidad de la
democracia que malinterpreta libertad vs seguridad nacional, libre pensamiento
vs radicalismo.
Las opciones mencionadas (no escenarios) no tienen, necesariamente, un costo de cincuenta millones de dólares según
dice BW.
Y hablando de BW, invito a los halconzuelos,
que tanto les agradan las películas de guerra, para que busquen y vean “Cuando éramos soldados” 1 (We Were Soldiers) para que descubran la “otra cara de la
guerra”, la cara olvidada, nada importante para aquellos que promueven,
originan, incitan a la guerra, pero que a la hora de ser llamados para que
participen se esconden en los más oscuros y profundos sótanos.
Mayo, 23 de 2019
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1 We Were Soldiers (título en español: “Cuando éramos soldados”, “Fuimos
soldados” o “Fuimos héroes”, en Argentina y México respectivamente), es una
película bélica estrenada el año 2002 que dramatiza la batalla del valle de La
Drang, en noviembre de 1965, el primer encuentro de envergadura entre el
Ejército de Estados Unidos y el Ejército de Vietnam del Norte y Viet Cong en la
guerra de Vietnam. La película fue dirigida por Randall Wallace y protagonizada
por Mel Gibson. Está basada en el libro We
Were Soldiers Once ... And Young del teniente general Harold Gregory
"Hal" Moore, Jr. y el periodista Joseph L. Galloway, ambos presentes
en la batalla.
«Cuando éramos soldados» a menudo ha sido considerada una
de las pocas películas —junto a «Los boinas verdes (1968)» de John Wayne—, que
ofrece una representación positiva de la presencia estadounidense en Vietnam.
Sin embargo, la película es algo ambigua sobre la moralidad de la guerra,
presentando el ejército de Vietnam del Norte como un opositor capaz y valiente,
y concluyendo con una declaración de
que los soldados estadounidenses no
lucharon por su país, sino que lo hicieron por los otros soldados.
(negrillas y subrayado son míos) https://es.wikipedia.org/wiki/We_Were_Soldiers