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Gobierno
venezolano niega pensiones a miles de jubilados en el exterior
Más de 10,000
jubilados no reciben sus bonos desde hace meses
El estricto control
de divisas dificulta las transferencias
Muchos no pueden pagar sus gastos
diarios y de salud
Gabriel Osorio Para el
Miami Herald
SERGIO N. CÁNDIDO
Las contradicciones de un gobierno que aumenta las dádivas sociales al
tiempo que ve mermar sus ingresos por la caída del precio
del petróleo se está cobrando nuevas víctimas: los venezolanos
de la tercera edad.
El gobernante Nicolás Maduro alardeó en octubre del 2015 sobre
un aumento del salario mínimo que incluyó una
paga extra para jubilados y pensionados, aunque para miles de retirados en el
exterior ese dinero nunca llegó.
De hecho, muchos jubilados dicen que llevan casi siete meses sin que
les depositen “ni un centavo”. A algunos se les deben más de $10,000.
Es por este motivo que los jubilados y pensionados han decidido
agruparse a nivel mundial y crear la organización Jubilados de
Venezuela en el Exterior (JVE) con el propósito de velar por
sus intereses y centrar la atención sobre este tema.
Miguel Megias, un profesor de la Universidad de Carabobo actualmente
retirado en Granada, España, se ha puesto al frente de JVE, que todavía se
encuentra en su etapa de formación.
“Debido a este enorme retraso... los jubilados están sufriendo todo
tipo de problemas. Desde el desalojo de sus viviendas, pérdida de enseres
domésticos, cancelación de tarjetas de crédito... hasta prácticamente morir de
mengua por falta de fondos para lo más elemental: comida y vivienda”, dijo
Megias vía correo electrónico a el Nuevo Herald.
El ex educador lleva desde septiembre del 2015 esperando por los
abonos de su pensión universitaria. Como él, unos 10,500 jubilados en el
exterior no reciben sus debidos pagos; de ellos 1,600 vivirían en Estados
Unidos, según un estimado de la organización.
En Venezuela, la edad de jubilación es de 60 años para los hombres y
55 para las mujeres.
Según JVE, los pensionados adscritos al Instituto Venezolano de los
Seguros Sociales (IVSS) cobran en promedio un bono de unos 7,245 bolívares
mensuales, equivalentes a $1,150 al tipo de cambio oficial de 6.30. Aquellos
retirados de IVSS que residen en España reciben sus pagos sin problemas gracias
a un convenio
multilateral iberoamericano.
Los que viven en Estados Unidos no disfrutan de tal arreglo. Todos los
demás jubilados en el exterior deberían cobrar de acuerdo a su pensión,
otorgada por instituciones como universidades, ministerios, servicios
militares, y PDVSA por su trabajo, al final de su período activo, en muchos
casos tras 30 años de labores.
El problema, similar al que viven los estudiantes venezolanos en el
exterior, es que los jubilados no adheridos al IVSS deben acudir al Centro
Nacional de Comercio Exterior (Cencoex), el órgano encargado de autorizar la
asignación de divisas, para poder cobrar sus pensiones fuera del país a una
tasa preferencial de 6.30 bolívares por dólar.
Según lo establece el Cencoex, el otorgamiento de divisas está sujeto
a la disponibilidad del Banco Central de Venezuela, que desde hace meses —en
algunos casos hasta mas de un año— no ha dado el permiso para transferir los
fondos a las cuentas bancarias de los retirados.
Muchos jubilados a la espera de una solución se encuentran en
situaciones precarias, endeudándose para poder mantener a sus familias, los
costos de vida diarios, y los gastos de salud.
César Pérez, un ex capitán de navío de la armada venezolana que vive
con su esposa y su hijo de 20 años en Charlotte, Carolina del Norte, dijo que
en su caso los retrasos de pago comenzaron en el 2014 y desde hace un año y
medio no recibe su pensión.
“Si no recibimos este dinero nos morimos de hambre. Es un derecho de
supervivencia”, dijo este hombre de 77 años. “Mi señora tuvo que buscar un
empleo de noche...refinanciamos la casa”.
A Mariano Márquez, otro militar venezolano retirado que vive con su
esposa en Doral, el gobierno venezolano le debe unos $12,000. La última
transferencia que recibió fue en junio del 2015.
Márquez dijo que si suma los pagos atrasados de su esposa, el monto
total es de $19,000.
“A diferencia de los estudiantes, que la mayoría son jóvenes, nosotros
ya tenemos limitaciones de trabajo”, dijo este jubilado de 80 años. “Lo que más
me da dolor son las viudas, esas pobres mujeres no viven sino de su pensión de
la muerte de sus maridos y ninguna recibe el dinero. Hay muchas que están
hospitalizadas”.
El ex general venezolano envió el miércoles una carta a Tarek William
Saab, defensor del Pueblo venezolano, con la esperanza de que tome cartas en el
asunto. Aunque dijo sentirse un poco frustrado porque ha contactado ya a varios
entes gubernamentales, sin respuesta alguna hasta el momento.
Márquez, quien ha formado una asociación que representa
específicamente los derechos de los militares venezolanos retirados en el
exterior, dijo conocer de al menos 300 ex miembros de las fuerzas armadas en su
misma situación.
Mientras tanto, y con el peso de los años encima, muchos jubilados
venezolanos en el exterior deben ingeniárselas para poder subsistir debido a
las falencias de un modelo de gobierno populista, cuando podrían estar
disfrutando de su retiro.
“Después de dedicarle a un país los mejores años de tu vida, que vayas
a quedarte en el aire, no puede ser”, dijo Pérez. “Es un acto de lesa
humanidad. No puedes dejar a una persona y a una familia así”.
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